22 marzo 2008

Sobre la Investigación en el arte

Cuando divisamos un encuentro irremediable con el arte, nuestra primera impresión —subjetivada— pareciera hallar respuestas a cada una de las interrogantes que fueron planteadas antes y durante el descubrimiento. Esta firme impresión constituye un beneplácito para el espíritu; pareciera, que en apenas unos segundos toda la “verdadradica en nuestra interrelación con la obra; la misma, que habremos de hacer nuestra porque la impresión nos obliga apoderarnos de ella bajo la forma del gusto. Analíticamente el término transferencia acciona cada una de nuestras respuestas, que han de requerir la presencia de un referente (las acciones pueden activarse hacia la obra misma o el autor) que se constituye, en parte, como el verdadero detonante afectivo.
No hay ingenuidad en el espectador que emite una respuesta, sea cual fuere, frente a una obra artística.
Por lo tanto, el saber científico-analítico no escapa de la admiración y el gusto hacia el objeto. Ante esta situación no ha de ser condenatoria la actitud del autor que se presenta apoyado, primeramente, en la transferencia, concepto lacaniano que nos ayuda a entender como la experiencia gozosa encontrada y experimentada ante la obra de un artista; mas, cuando se plantea la necesidad acuciosa de la investigación el gusto pasa a formar parte de los ya mencionados referentes, es decir, permanece vaporoso, casi etéreo sobre la solidez de los planteamientos. A modo de resumen: las sensaciones expuestas frente a un objeto artístico como producto de una interrelación mnemónica e instintiva y que pretende constituirse científicamente, deberá conducir correctamente todo ese potencial creador, dirigiéndolo hacia discusiones y resultados concretos.
La investigación nace, como ha de suponerse, de un gusto, a veces muy personal (en mi caso hacia lo erótico y la representación del cuerpo) por lo cual tenemos la responsabilidad de dirigir éste impulso inicial hacia el reconocimiento de significados, que en una primera instancia fueron percibidos por el instinto, y que nos permitirán objetivamente aportar nuevas interpretaciones a la obra de un artista, para finalmente, trascender a la obra misma y considerar al TODO, vida y obra del artista como un conjunto inseparable dentro de la experiencia estética.

4 Íncubos o Súcubos:

Francisco Pereira dijo...

Cuando una obra me gusta, me gusta y punto.

La Hetaira dijo...

Eso es lo importante, por lo menos para quien busca conocer más allá del gusto. Lo que digo es que partiendo desde este sentimiento el investigador inicia tada una nueva búsqueda, un camino que se alimenta del gusto inicial y que ha de crecer mucho más sea para aumentar, disminuir o elevar el placer inicial.
todo comienza en un gusto pero es el conocimiento el que ha de perdurar, y mira que esto no se reduce exclusivamente al arte.

J. L. Maldonado dijo...

Buen ensayo. Breve y conciso. Tomaré el primer párrafo del mismo para leerlo en mi programa. Saldrá al aire el domingo 6 de abril (lo podrás escuchar por mi blog a partir del lunes 7/4)
Saludos.

La Hetaira dijo...

Hummm graciassss, grato honor el que me hace...
Saludos